Te despiertas al tercer
día. Llevas tres noches durmiendo (pero sin dormir) con el chico
berlinés y ya empiezas a oler esa sensación de cuando tienes
pareja: caminas por una casa que no es la tuya pero sientes cierto
derecho sobre ella. Estás sola. El chico berlinés se ha levantado
muy pronto para ir a trabajar. Mientras él se viste tú le observas
desde su cama. Te haces un poco la dormida pero con el ojo medio
abierto. El chico berlinés viste Levis 501 de color azul marino y un
polo setentero blanco con dos finas líneas rojas en el cuello. Acaba
de salir de la ducha. Las ondas ahora mojadas de su castaña melena
ondulada caen sobre sus hombros. Entre tanto paisaje desconocido,
tantas agujetas postsexuales y su estilismo, crees estar viviendo en
el amor libre de los 70's. El chico berlinés se acerca, te da un
beso y se marcha. Tú sigues durmiendo. Y cuando te despiertas cinco
o seis horas después en una casa que no es la tuya pero que te hace
sentir como si lo fuera, ves que hay una nota en el escritorio y una
toalla limpia al lado. ¿Quién dijo que los alemanes eran fríos?
Sin duda alguna, has encontrado la excepción.
Tienes una barbacoa en
Gorlitzer Park [...] Si quieres seguir leyendo, puedes conseguir el libro en www.madeinbarna.com ¡¡RESOLUCIÓN DE LA HISTORIA Y CAPÍTULOS INÉDITOS!!
qué grande sos !
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