8. Domingo de resurrección.

Intento resucitar de mi cama como Cristo lo hizo hace 2013 años o como el mismísimo Ave Fénix. Me inclino más a pensar que soy el Ave Fénix, pues desprendo un olor a cenicero que tumba a cualquiera. Y es que en Berlín todavía se puede fumar dentro de los bares. Había olvidado esa sensación asquerosa de llegar a casa y querer tirar la ropa por la ventana porque apesta tanto como tu pelo y tu garganta está hecha una mierda. Lidio con mi almohada. Encontrar la forma perfecta para que no me maree es una tarea difícil. Y al final decido despertarme. Y recuerdo la conversación de ayer: 

Chico x: I have to go at 2 o'clock.

Nosotros: Oh! No! Why??

Chico x: Because I have two kids in home that are waiting for me. 

Nosotros: ...

Yo: ¡¡¡¡¡¡¡¿How old are you?????!!!!!

Chico x: 27.

Yo: Are you 27 and you have kids?

Chico x: Well... it's a common thing in Berlín, you know?

Yo: Why?

Chico x: Because I think that in Berlín you can find the love of your life. 

Yo: ...

Hay que cambiar la hora.

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